Hasta ahora no he tenido la oportunidad de participar en algún cursillo presencial de Nordik Walking. Así que tras semanas de aprendizaje, teórico y autodidacta, llegó la hora de sacar los bastones de la funda y comenzar a practicar. El momento elegido para mi primera marcha nórdica fue la excursión que realicé ayer, con los amigos del club Xafant Talons, por la Ruta dels Pantaners en Chulilla (Valencia).
Desde que comencé a practicar senderismo nunca había utilizado bastones, ya que pensaba que el hecho de tener las manos ocupadas me iba a dificultar la travesía, sobre todo a la hora de trepar o descender por tramos difíciles. Pero estaba equivocado.
Tras ajustar la altura de los bastones (el enganche de la dragonera ha de quedar a la altura del ombligo) y sujetarlos a las manos con la dragonera tipo guante, que incorporan, inicié la marcha. Unos primeros pasos descoordinados y pocos metros después ya estaba consiguiendo aplicar los pasos básicos de la técnica ALFA 247: intentar caminar erguido, posición oblicua de los bastones, amplitud de movimiento de los brazos, abrir la mano al llegar detrás y empuñar de nuevo delante,…
La experiencia fue muy positiva (la facilidad de la ruta también ayudó): tanto en subida como en descenso los bastones me fueron de gran ayuda; en llano el impulso extra me hizo caminar más rápido que de costumbre y me cansé mucho menos de lo que suele ser habitual. La sensación que tuve con la caminata nórdica fue como cuando mi amigo Manel me da un empujoncito en la mochila, durante unos metros, para ayudarme a subir una cuesta. Algo así como salir a correr con el viento a favor.
Ahora queda practicar mucho para coordinar bien los movimientos y poner en práctica y depurar las diversas técnicas. Os animo a descubrir y practicar la Marcha Nórdica (Nordic Walking), una disciplina deportiva que cada vez me gusta más. Si quieres saber más, pasa a menudo por aquí o pregúntame si nos vemos en la montaña 😉
Fotografía: ‘Bajando’ de Manel.